Dentro de los antecedentes que permiten a Horkheimer notar por un lado una Razón subjetiva y por otro una Razón objetiva, pueden tenerse en cuenta la escolástica y el idealismo alemán, que consideraba un tipo de razón global como parte del mundo, de manera que “la racionalidad en la vida de una persona podía ser determinada a tenor de su armonía con ésta totalidad” (pág. 41). Es decir, la razón subjetiva era tenida en cuenta como constitutiva de la razón objetiva. De manera que la razón subjetiva era entonces una “expresión parcial y limitada de una racionalidad englobante, de la que eran derivados los criterios para todas las cosas y seres vivos” (Pág. 46), se trata entonces de conciliar el orden objetivo de lo racional con la existencia humana.
Ahora bien, el concepto de razón como tal, desde un principio surgió en el interior del ser humano como una “Razón operante del hombre sobre el mundo”, otorgando así el poder del ser humano para organizar el mundo racionalmente de acuerdo a ésta Razón. Así: “La razón subjetiva se revela en última instancia como la capacidad de calcular probabilidades y determinar los medios más adecuados para un fin dado” (Pág. 47), se tiene así un tipo de razón ambigua que puede acomodarse a los intereses de quien lidie alguna clase de poder, o sea siempre a la coordinación de medios y fines.
Históricamente todos los términos para la Razón fueron usados como expresiones subjetivas, referentes al sujeto y su capacidad de pensamiento, entonces la razón objetiva se tiene como un producto del sujeto. Sócrates lucho contra la razón subjetiva o formalista, atacando el conservadurismo ideológico que sólo servía a los intereses de una clase. Consideraba a la razón como una inteligencia universal y reguladora de las relaciones entre los seres humanos y la naturaleza. Platón consideraba con el mundo de las ideas ubica el contenido máximo del pensamiento más allá de la capacidad del pensamiento.
Se entiende así que el concepto de razón objetiva “muestra una estructura inherente a la realidad, que requiere llevada por su propia lógica un comportamiento teórico o práctico determinado” (Pág. 51). Como sí el mundo siguiera un determinado orden y la razón permite al ser humano penetrar en los dominios y los hilos que conducen tal orden.
Se ha pretendido que la razón subjetiva ó la formalización de la razón con lleve a ideales de “Justicia, igualdad, felicidad, tolerancia, todos los conceptos que, como ya se dijo, latían en siglos anteriores en el corazón de la razón, o tenían que ser sancionados por ella, han perdido sus raíces espirituales”. Al formalizar la razón, los fines son subjetivos, ideales. Como los contenidos en la constitución de muchos países, pero no hay manera de saber si en tales ideales está vinculada la verdad y no en sus contrapartes.
Desde la perspectiva de la filosofía del intelectual moderno medio, sólo existe una autoridad: “la ciencia, concebida como clasificación de hechos y cálculo de probabilidades. Pero en afirmaciones tales como: Es mejor la justicia que la injusticia, no es posible una verificación científica”. (Pág. 61). En tales afirmaciones no se cuenta con un objetivo claro proveniente de observaciones alrededor de la administración de la justicia o injusticia en los distintos tipos de sociedades que han habitado en diferentes épocas. Por otro lado puede contarse con observaciones y ejemplos entregados por la misma naturaleza. Ej. Las consecuencias de la implantación de especies no endémicas en un hábitat, lo que provoca un desequilibrio y la consecuente muerte de otras especies y a largo plazo de la propia especie implantada. En éste orden de ideas podrían tomarse tales sucesos como base de razón objetiva, de manera que pueda considerarse que las guerras y las enfermedades son buenas en la medida que hacen las veces de un mecanismo regulador entre la cantidad de población humana y los recursos en el planeta.
“No hay realidad singular alguna que pueda aparecer como racional per se”, la ilustración sólo redefinió conceptos y modos de vida. Tratando una liberación del ser humano de la vieja escuela y toda aquella secularización reinante. Todo ello en pos de un rediseñar las estructuras de poder vigentes y otorgarle el dominio a la razón y el conocimiento. Siendo esto un cambio temporal, un pase de balón de un lado al otro de la campo, de la religión al racionalismo.
El avance de la ilustración disuelve la idea de razón objetiva, el dogmatismo y la superstición. Y la respuesta social, la reacción a estos cambios es tomada de forma ventajosa con nuevos intereses creados en nombre del <
El intelecto humano se separo y caracterizo como una entidad esencial absoluta independiente, para justificar la elevación de intelecto y contraponer las funciones de producción como una forma baja e impura. La psicología platónica opuso intelecto al instinto, para estar en comunión con el modelo de división de poderes en un estado rígidamente jerárquico. Pero “un hombre inteligente no es el que es simplemente capaz de hacer inferencias correctas, sino aquél cuyo espíritu está abierto a la percepción de contenidos objetivos, aquél que está en condiciones de permitir que actúen sobre él sus estructuras esenciales y de conferirles un lenguaje humano”.(Pág. 85). La razón objetiva pierde espontaneidad, fuerza para descubrir contenidos, de juzgarlos.
Cada vez que haya intereses en pugna se ilustrará la ilustración, la razón en el ser humano le permitirá pensar el concepto por fuera de la regla, percibir como el mundo se niega a seguir la razón subjetiva, a seguir esos pensamientos instrumentados. Esto ya se ha observado en la tergiversación del concepto de democracia donde se nota como la ilustración puede caer en la superstición y en la locura, el poder de todos es tomado como una forma de combatir todo pensamiento no acorde con el de la mayoría.
En la sociedad contemporánea se nota como el discurso sin fin señalado explícitamente corre el riesgo de tomarse como cháchara vacía “porque la verdad no es un fin en sí misma”. El lenguaje es tomado como un instrumento ya sea para conducir las masas o almacenar y comunicar mensajes con un propósito de productivo. Se pierde el poder de la metáfora, de la poesía y la capacidad de mundos soñados sin mayores pretensiones que las del disfrute inherente la naturaleza humana. El lenguaje reacciona recurriendo a aquella magia que contenía tiempos atrás, de manera que cada palabra tiene un potencial destructor “La aspiración a la verdad se diluye bajo el control social”. Todo pensamiento se ve como acción, el sentido de la individualidad se pierde, todo es etiquetado y clasificado. (Pág. 60).
Germina entonces una <
Viktor Towm
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